Si proseguimos unas normas básicas podemos conseguir una alimentación más saludable. Entre las más esenciales podemos destacar: comer más vegetales y frutas, no beber refrescos gaseosos y eliminar la cantidad de carbohidratos procesados que comemos. Son fáciles de llevar a cabo y de rememorar. Consume al menos cinco porciones al día de frutas y verduras de temporada. Un buen hábito puede ser completar la mitad del plato con vegetales tanto en el almuerzo como en la cena. Bebe agua con frecuencia; también puedes sostenerte hidratado tomando leche desnatada o jugo 100% natural. Debes limitar las bebidas con muchos azúcares añadidos o sal. Es importante aprender cuáles son las bebidas más saludables y que más nos convienen. Hay instantes para comer y otros para no hacerlo. Recuerda que el organismo necesita por lo menos 2-3 horas entre comidas para permitir la digestión y conseguir que las sensaciones de hambre y saciedad funcionen. Come verduras con cada comida. Trata de incorporar una ensalada

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